Que vergüenza
para el mundo
que atrocidades
se calla,
desde que se
creyó el hombre
de la creación el
que manda.
Que vergüenza
para Europa,
moderna y
civilizada,
que en sus
ciudadanos tiene
bestias de
apariencia humana.
Qué vergüenza,
allá, en Pamplona,
¿Por qué no en
toda España?
que en todo el
mundo se sepa
que es de ellos
la manada.
Pero es vergüenza
mayor
una justicia manchada
por ser cómplice
del crimen
favoreciendo la
lacra;
vergüenza es que
el tribunal
busque la pena
más blanda
para aquellos que
aborrecen
con su acción la
raza humana.
Vergüenza debiera
darles
a aquellos jueces
que ultrajan
a las víctimas de
bestias
con la manera que
fallan.
¿Qué dirían si la
víctima
fuese su hija, o
su hermana,
o tal vez aquella
nieta
que amorosa los abraza?
Si es que los
jueces supieran
que el honor no
es payasada,
deberían
renunciar
a los cargos que
hoy degradan,
y dejar que los
ocupen
personas más
dedicadas,
que castiguen la
injusticia
con la más severa
vara.
¡Qué vergüenza
para Europa!
¡Qué vergüenza
para España!
tener jueces que sean
cómplices
de la execrable
manada.
ALDO R. GUARDATTI
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(Imagen de la red)