Ya se cierra otro
negocio,
ahogando va los
lamentos,
es uno más entre
tantos
que resistir no
pudieron
y bajaron las
persianas
dejando morir sus
sueños.
A pesar de lo que
digan
las cifras del
noticiero,
cada vez oigo más
gente
que se queda sin
empleo,
y el panorama se
pone
cada vez más
crudo y negro,
pero no a
aquellos que son
muy cercanos al
gobierno.
Hubo fiesta y
despilfarro
en un pasado
momento,
pero no me han
invitado,
unos pocos
asistieron.
Hoy pretenden que
a esa fiesta
la pague,
callado, el pueblo,
y no los que la
gozaron
ni los que los
sucedieron.
¿Qué será de ti,
Argentina?
¿Qué te hacen?
¿Qué te hicieron?
¿Qué te harán
esos que vengan
como salvadores
luego?
Delincuentes que
se amparan
cobardes tras de
los fueros,
ineptos que hacen
promesas
que cumplir no
pretendieron.
Un día ¡Que se
vayan todos!
gritó,
reclamando, el pueblo,
pero se han
multiplicado
y, además, jamás
se fueron.
Quiero poner un
aviso
que todos puedan
leerlo:
“Se precisa un candidato
que sea incansable y honesto,
que cumpla lo que prometa
y tenga alma de guerrero,
que a todos los que han robado
les dé ejemplar escarmiento,
para que nadie pretenda
volver a robar de nuevo,
que no lo influencien partidos,
sino el clamor de su pueblo,
que gobierne sin hacer
con poderosos acuerdos,
que no premie al delincuente,
que no castigue al hambriento,
que no les paguen miserias
a médicos y maestros,
que a ninguna paritaria
pretendan ponerle techo,
que de impulso a la cultura,
que reduzca los impuestos
hasta que estos sean justos
y no un agobio usurero,
que al sueño de los humildes
lo vuelva su propio sueño.
Se precisa un
candidato…
y ya está
apremiando el tiempo.
Digo que uno se
precisa,
pero en realidad
son cientos.
Aldo R. Guardatti
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