Voy
a hacerte el amor con los ojos vendados,
el
deseo exaltado y mis ansias en flor.
De
tu cuerpo el temblor percibirán mis labios
que
andarán cual corsarios el mar de tu rubor,
en
osado galeón de mil besos dorados
que
aún no te he dado, que refulgen pasión.
Mi
lengua ha de aprender a gozar los sabores
que
en tu cuerpo, pues, broten al vibrar de placer,
y
una mezcla de miel y virtuosos licores
gestarán
mil canciones de tu piel a mi piel,
y
hasta desfallecer te daré mis amores,
e
ignorando pudores yo te haré florecer.
Me
habrán de subyugar los cálidos aromas
que
en tu piel de amapolas el amor verterá,
para
que al delirar en ternura y euforia
tus
perfumes de gloria pueda yo disfrutar
cuando
huela, al besar, tu ansiedad delatora
y
en tu tibia corola me estremezca, inmortal.
Privado
de ver, oiré yo en tus gemidos
el
ansiosos pedido de pasión y placer
con
que sueña tu ser al fundirse conmigo,
y
hallaré en tus suspiros hechizo de mujer
que
me habrá de envolver con firmeza y sigilo
cuando
quede cautivo de tu sexo y tu piel.
Como
un tibio escozor, entraré apasionado
en
tu cuerpo anhelado. Un ciego explorador.
Entre
gozo y sudor te surcarán mis manos,
sueños
cristalizados sin mediar condición.
Fluirá
entre los dos la pasión sin reparos.
Con
los ojos vendados voy a hacerte el amor.-
Aldo R. Guardatti
(del libro "El Deseo a Contraluz)
(Todos los derechos reservados)