No me inspiro en las políticas
de los poetas que fueron.
más bien lo hago en la poética,
el alma puesta en sus versos.
De ellos cada uno es el signo
de estertores de su tiempo,
sin ser cuestión de partidos
el entorno en que vivieron.
Así, cada uno a su modo,
inmortalizó en sus versos
su dolor, sus ilusiones,
sus repudios y sus sueños.
Yo sigo el mismo camino,
denunciando mi contexto,
sin creerme mejor que nadie,
diciendo lo que aborrezco,
sin que haya alguien que me pague
ni un centavo por hacerlo,
procurando ser la voz
de aquel que sufre en silencio,
más allá del erotismo
y del entretenimiento,
más allá de las canciones
que cantarán los troveros.
Con los mismos ideales,
sin impuestos lineamientos
procuro no parecerme
a los poetas que hubieron,
y voy marcando camino
por no andar huellas siguiendo,
gritando a papel y pluma
las injusticias que veo,
que soy pájaro salvaje
y no loro de ornamento,
que soy como barrilete
que necesita del viento,
y está seguro que sube
cuanto más se está oponiendo.
Soy yuyo casi salvaje
que no aguanta los canteros,
soy poeta que por favores
jamás callará sus versos,
que no busca los aplausos,
ni lo desvelan premios,
que le basta con que a uno
puedan servirle sus versos.
Con eso estoy bien pagado,
que no lo es todo el dinero,
sabrá el cielo que obsecuentes
es lo que yo más detesto,
y antes que un potro de raza
prefiero ser como un perro
que anda sólo en los caminos
sin cucha, pero sin dueño.
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