Quiero,
igual que el alfarero
con
sus manos a la arcilla,
moldearte
según mi anhelo,
más
que tu esencia persista.
Y
repasar cada curva
con
mil húmedas caricias
sobre
tu piel que, desnuda,
a
continuar ya me incita.
Y
juntos girar, felices,
como
en un torno en el lecho
en
el momento sublime
que
se confunden los cuerpos.
Jugando
con las texturas
descubrir
placeres nuevos
y
vivir en la aventura
de
moldearnos al deseo.
Alfarero de tu cuerpo
y llevarte al paroxismo,
y después de aquel encuentro
no volver a ser los mismos.
ALDO R. GUARDATTI
(Todos los derechos reservados)
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