Déjate,
tan sólo, los tacones puestos
y
poco me importa que harás con el resto.
Sólo
los tacones y una gran sonrisa
para
volar juntos al cielo, sin prisas.
Sólo
los tacones, charolados, negros,
nada
más serán sutil condimento
con
el que resalte tu esencia de hembra,
que
me hará vibrar aún más por tu entrega.
Sólo
los tacones, no luzcas más nada,
y
podrá faltarnos, incluso, la cama,
que
con mi deseo y con tu atavío
flotaremos
juntos hasta el Paraíso.
Por
eso conserva sólo los tacones,
deshazte
del resto y de inhibiciones,
porque
así vestida nada más precisas
para
que te envidien las musas y ninfas.
Sólo los tacones consérvalos puestos,
libre de temores entrégate al juego.
Colmemos anhelos sin más condiciones
que luzcas, te ruego, sólo los tacones.
ALDO R. GUARDATTI
(Todos los derechos reservados)
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