Cual émulo de Sansón, voy dispuesto y entregado
a quedar encadenado entre dos bellas columnas.
Voy más dispuesto que nunca a abrazar obnubilado
las columnas que han causado mi deleite y mi locura.
Son tus piernas ¡Qué hermosura! a que quiero estar atado.
ALDO R. GUARDATTI
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