Carita
sucia, ojos grandes,
triste
símbolo de inocencia,
jugando
en el basural
con
sueños que no se piensan.
Naricita
acostumbrada
a
la feroz pestilencia,
a
las moscas, a la mugre,
a
gestiones de indecencia.
Desnutrida
la pancita,
inflada
de aire y vergüenza,
en
ojota o pata pila
aunque
el frío lo entumezca,
y
parece un uniforme
sus
ropitas harapientas.
La
sonrisa es una mueca
sarcástica
de miseria,
y
la alegría una sombra,
entre
trágica y funesta,
de
la felicidad de un niño
donde
el gobierno defeca.
ALDO R. GUARDATTI
(Del libro "Despreciados y despreciables)
(Todos los derechos reservados)
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