Estoy sediento de ti,
de la savia que tu cuerpo
destila cuando el deseo
crece en tu esencia y la mía,
y una dulce algarabía
nos enciende desde adentro.
Quiero beber de tus labios
esos besos contenidos,
por lo que sé, has mordido
cuando no estuve a tu lado,
si juntos hemos estado
no fue libres de testigos.
Estoy sediento de ti,
del respirar agitado
que en tu cuerpo sonrojado
resulta dulce ornamento
en los sensuales momentos
que ansiosos nos entregamos.
Estoy sediento de ti,
de aquel licor que destila
tu ser cada que caminas
por la senda del instinto
con el deseo escondido,
anhelando mis caricias.
Quiero beber de tu piel
aquel licor que me embriaga,
desde el ocaso hasta el alba,
desde el pecado a la gloria,
y perpetuarme en tu euforia
de hembra plena y desatada.
Estoy sediento de ti,
de tus suspiros salvajes,
de las inconexas frases
con que llegas al delirio,
con tu cuerpo anclado al mío
entre espasmos delirantes.
Siento que estoy marchitando
por la sed que de ti tengo,
de tu euforia, de tu cuerpo,
entrar en tu gloria vibrando
y hacernos uno amarrados
sin que haya arrepentimientos.
ALDO R. GUARDATTI
(Todos los derechos reservados)
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