Tu
inocencia fingida me provoca y me espera
con
sonrisa de niña, con mirada de hembra.
Sosteniendo
tus medias, blancas cintas de raso
parece
que dijeran que tú eres mi regalo.
Soutién
de encaje blanco tu vestuario completa.
Rubor
inesperado realza tu belleza.
Cual
cantos de sirenas, me atraes dulcemente
con
poses de pantera, audaces, sugerentes.
Me
acerco diligente, no puedo resistirme,
no
soy indiferente a tus encantos sublimes.
Con
picardía sonríes, lograste tu objetivo,
caricias
me permites que me dejan cautivo.
La
ruta hacia el delirio sin miedo comenzamos
con
juegos atrevidos, sobre todo privados.
Los
cuerpos, exaltados, van rumbo hacia la dicha,
carrera
que iniciaron con sólo una caricia.
ALDO R. GUARDATTI
(Todos los derechos reservados)
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