Bañada
por el lucero en tu inocencia fingida,
con
expresión confundida me impregnas de tu deseo,
transfigurando
mi anhelo en obsesión compulsiva
por
desvestirte sin prisa y poseerte sin miedo,
por
regodearme en tu fuego y refrescarme en tu risa.-
ALDO R. GUARDATTI
(Del libro "El deseo a contraluz")
(Todos los derechos reservados)
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