Juro no besarte en vano
sobre esa alfombra de hierba,
cuando Febo reaparezca
lanzando rayos dorados
indiscreto entre los cerros,
y descubra nuestros cuerpos
en euforia entrelazados.
Juro no besarte en vano
cuando se marche la noche,
y diluir tus pudores
con el deseo exaltado
al cubrirnos el rocío,
y en tu piel los labios míos
enciendan férvido rastro.
Juro no besarte en vano
con las Yungas por testigo,
cuando tu cuerpo y el mío
con un acople encantado
en la pasión se hagan uno,
enérgicos y desnudos,
de prejuicios despojados.
Juro no besarte en vano
cuando tenga el privilegio,
sin que sea un sacrilegio
de, en tu templo más privado
ingresar en mi delirio,
cumpliendo en ese recinto
un sacro rito pagano.
Juro no besarte en vano
cuando en mis brazos diluya
tenaz resistencia tuya
a placeres anhelados
por mis osadas caricias,
y gozarás las delicias
de dos cuerpos engarzados.
Aún más allá del pecado,
de la moral y la gloria,
me perpetuaré en tu historia
como un tatuaje encantado,
entre delirio y placer,
y estremeciendo tu piel
juro no besarte en vano.-
ALDO R. GUARDATTI
(Todos los derechos reservados)
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