Con el deseo a contraluz y las prendas por el piso,
presa de gran inquietud y libre de compromiso,
como lo mereces tú en este tiempo preciso,
quiero amar tu juventud como nunca nadie hizo
y ponderar tu virtud como esclavo de un hechizo,
con tu cuerpo a contraluz, palpitante e indeciso.-
ALDO R. GUARDATTI
(Del libro "El deseo a contraluz")
(Todos los derechos reservados)
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