En
el número catorce
de
ese hotel alojamiento
liberamos
las pasiones,
azuzamos
sentimientos.
Con
lujuria y gran vehemencia
se
abocaron nuestras bocas
a
besarnos con sapiencia
mientras
caía la ropa.
Yo
era un lobo desatado,
tú,
paloma pudorosa,
y
empapados de pecado
fuimos
grácil mariposa.
Exploré
cada resquicio
de
tu sensual lozanía,
y
sin barreras ni vicios
al
fin pude hacerte mía.
Por
debajo de las sábanas
comenzamos
dulce juego,
y
mordimos la manzana
con
ardor de todo el cuerpo.
Encendimos
la lujuria
con
el roce de la piel,
y
nos amamos con furia
entre
caricias de miel.
Nuestros
cuerpos fueron uno
refulgiendo
entre ilusiones,
amándonos
cual ninguno
en
la habitación catorce.-
ALDO R. GUARDATTI
(Del libro "Amor bajo las rosas")
(Todos los derechos reservados)
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