Ahora,
que llegó el cuándo, y el dónde es irrelevante
voy,
pues, a acariciarte con mi lengua y mis labios,
recorreré
vibrando tu cuerpo palpitante
entre
besos audaces, de frenesí exaltado,
cual
si te hubieras dado un baño de chocolate.
ALDO R. GUARDATTI
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