La luna aparece. El sol ya se ha
ido,
y así, tu vestido, sutil,
desvanece.
Nuestra ansiedad crece, ya es
fuego encendido
y un dulce suspiro en tus labios
se mece.
No dejan las nubes que espíen
estrellas,
y una brisa fresca nos trae el
perfume
de flores de octubre, un aire de
fiesta
que la noche alegra donde sobran
luces.
Se baña la luna en el agua del
río
y ardorosos bríos hacia ti me
empujan.
De pronto se esfuman todos los
prejuicios
y en nuestros sentidos los goces
abundan.
Erotismo, entrega, pasión,
sentimiento
y un placer inmenso quemando en
las venas.
No existen barreras en ese
momento,
no hay impedimentos para dicha
cierta.
Misterio en dos cuerpos que se
vuelven uno
en gozo profundo de un sentir
eterno,
sensual jubileo de cuerpos
desnudos
devorando el fruto dulce del
deseo.-
ALDO R. GUARDATTI
(Todos los derechos reservados)
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