Tócame suave y sin prisa,
con firmeza y sin recelo,
porque la piel se me eriza,
porque acaparas mi anhelo.
Deja mecer al pecado columpiándose en tu pelo
y tómalo de la mano para disfrutar del juego,
con mágicas sensaciones que nos lleven al desvelo
de concretar ilusiones
mientras se funden los cuerpos.-
ALDO R. GUARDATTI
(Del libro "Húmedo... Tibio... Suave...")
(Todos los derechos reservados)
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