Deliciosa mezcla de pudor y
audacia
me obsequia mi amada rebozando
gracia,
con un antifaz, pequeña pulsera,
los tacos de aguja y las medias
negras.
En su atrevimiento mi lujuria
enciende
y de ella diluye apariencia
inocente.
Semeja su aspecto el de alhaja
exquisita,
que ya me subyuga, que ahora me
excita,
y cual río de lava corren por mi
mente
cientos de ocurrencias, tal vez
indecentes.
Dejando de lado prejuicios y
orgullo
procuro un atuendo que esté
acorde al suyo,
cuando ella traviesa, sensual, se
desliza
como una pantera con mortal
sonrisa,
que ya se divierte con mi
desespero,
azuzando el brioso potro del
deseo,
y así, cuando al fin se encuentra
a mi lado,
baja el antifaz casi de costado,
y lo lleva lento, ya como al
descuido,
para su tesoro dejar escondido,
entonces su encanto me regala,
altiva,
temblando de ganas, palpitando
viva.
Sólo ella y yo somos en íntima
fiesta,
y el antifaz saco, porque ya
molesta,
de su atuendo el resto lo luce
sublime,
y así, del pecado, su encanto la
exime.
Los tacos de aguja y medias de
encaje
de Venus revelan que es su
linaje,
cual toda una diosa a la gloria
me lleva
viajando en sus labios, sus
senos, sus piernas.
El fervor de ambos se ha
apoderado,
quedó el antifaz en el suelo
tirado.-
ALDO R. GUARDATTI
(Todos los derechos reservados)
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