Nos quitemos la ropa, nos quedemos desnudos,
y entonces, no lo dudo, camuflados en sombras
nos han de faltar formas para amarnos, rotundos,
liberados del mundo, de prejuicios y normas.
Por qué seremos dioses del éxtasis ansiosos,
corriendo presurosos a disfrutar del goce,
con el amor al borde de lo libidinoso,
con sueños deliciosos trenzados a ilusiones.
Nos quitamos la ropa, disolvamos prejuicios,
que no queden resquicios por donde nuestras bocas
no enciendan ansias locas, y perdamos el juicio.
Así, sin vestiduras y con alevosía,
habré de hacerte mía sin fútiles premuras,
cubriéndote en ternura, bebiendo tu ambrosía.-
ALDO R. GUARDATTI
(Todos los derechos reservados)
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