Me
he de ofrendar a ti
tendido
en una bandeja,
completamente
desnudo,
cubierto
de frutas frescas.
Cual
si fuera un manjar más
que
allí, en la mesa, te tienta
a
provocar tus sentidos
con
sensaciones diversas.
Y
cuando estés satisfecha
y
necesites descanso,
te
tenderé sobre el lecho
cubierta
de un rubor manso.
Y
decoraré con cremas
tu
sabrosa anatomía,
coronando
con cerezas
las
dos relevantes cimas.
Encima
pondré diez líneas
de
salsa de caramelo,
por
probar la diferencia
con
el dulzor de tu cuerpo.
Con
muy pequeños mordiscos
y
caricias de mi lengua,
devoraré
tu dulzura,
me
embriagaré de tu néctar.-
ALDO R. GUARDATTI
(Del libro "El deseo a contraluz")
(Todos los derechos reservados)
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