Con el
motor apagado y ya empañados los vidrios,
bajo
un manto de penumbras mi cuerpo será tu abrigo,
y en
posturas intrincadas, susurrándote al oído,
encenderemos
el aire con anhelos contenidos,
al
lanzarlos desbocados sobre tu cuerpo y el mío,
en
lecho de cuatro ruedas, en un paraje escondido.-
ALDO R. GUARDATTI
(Del libro "El deseo a contraluz")
(Todos los derechos reservados)
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